jueves, 1 de diciembre de 2016

TRANSMISION

Se denomina transmisión mecánica a un mecanismo encargado de transmitir potencia entre dos o más elementos dentro de una máquina. Son parte fundamental de los elementos u órganos de una máquina, muchas veces clasificado como uno de los dos subgrupos fundamentales de estos elementos de transmisión y elementos de sujeción.

En la gran mayoría de los casos, estas transmisiones se realizan a través de elementos rotantes, ya que la transmisión de energía por rotación ocupa mucho menos espacio que aquella por traslación.

Una transmisión mecánica es una forma de intercambiar energía mecánica distinta a las transmisiones neumáticas o hidráulicas, ya que para ejercer su función emplea el movimiento de cuerpos sólidos, como lo son los engranajes y las correas de transmisión.

Típicamente, la transmisión cambia la velocidad de rotación de un eje de entrada, lo que resulta en una velocidad de salida diferente. En la vida diaria se asocian habitualmente las transmisiones con los automóviles. Sin embargo, las transmisiones se emplean en una gran variedad de aplicaciones, algunas de ellas estacionarias. Las transmisiones primitivas comprenden, por ejemplo, reductores y engranajes en ángulo recto en molinos de viento o agua y máquinas de vapor, especialmente para tareas de bombeo, molienda o elevación (norias).

En general, las transmisiones reducen una rotación inadecuada, de alta velocidad y bajo par motor, del eje de salida del impulsor primario a una velocidad más baja con par de giro más alto, o a la inversa. Muchos sistemas, como las transmisiones empleadas en los automóviles, incluyen la capacidad de seleccionar alguna de varias relaciones diferentes. En estos casos, la mayoría de las relaciones (llamadas usualmente «marchas» o «cambios») se emplean para reducir la velocidad de salida del motor e incrementar el par de giro; sin embargo, las relaciones más altas pueden ser sobremarchas que aumentan la velocidad de salida.

También se emplean transmisiones en equipamiento naval, agrícola, industrial, de construcciones y de minería. Adicionalmente a las transmisiones convencionales basadas en engranajes, estos dispositivos suelen emplear transmisiones hidrostáticas y accionadores eléctricos de velocidad ajustable


La tracción delantera en los vehículos automóviles apareció relativamente tarde, el primer coche con tracción delantera de producción masiva fue el DKW F1 en 1931,1 y uno de los más famosos vehículos con este tipo de sistema fue el Cord L-29 , vehículo de gran lujo americano. Pero sin duda el que hizo época fue el Citroën Traction Avant de 1934 en adelante. Aunque eran de sobra conocidas sus ventajas en cuanto a espacio libre bajo el suelo, y simplificación del eje trasero que tradicionalmente había sido propulsor, hasta que no se desarrolló la junta homocinética no tuvo su aceptación plena este sistema. El verdadero impulso se lo dio en 1959 la aparición del motor transversal, en el «Mini» que liberó un espacio considerable en el habitáculo y abarató sobremanera los costes de fabricación al prescindir del grupo cónico. Desde entonces todos los vehículos hasta un cierto nivel de tamaño y precio llevan este sistema.

Otros automóviles que utilizaron el diseño de tracción delantera incluyen el 1948 Citroën 2CV, 1949 Saab 92, el Auto Union 1000 en 1958 hasta que la producción se pasara a la nueva gama Audi, que hizo su primera aparición en público en el verano de 1965 con el Audi F103. En 1969 el Fiat 128 entre otros. En la década de 1980, las ventajas de la tracción y mejor utilización del espacio, tanto para pasajeros como en el maletero, han hecho que muchos vehículos compactos y de tamaño mediano lo adoptaran.





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